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Curriculum

Exposiciones y prensa

Galería de obras









Puerto de Pollensa (Mallorca)





Puerto de las Nieves (Gran Canaria)





Otoño 1973





Payaso





Sus Labores
1971



Caló d´en Boira (Mallorca)




Jardin








Es Pontás (Mallorca)













Costa de Deyá
















La Calobra (Mallorca)
















Pescadores Cala Figuera














Costa de Calviá (Mallorca)















Primavera











Mi amigo Padrós
Museo de Badalona 1971




Compañera de clase (Llotja) Barcelona 1969

Obras en venta

Colaboraciones

Críticas



LA CONDICIÓN MEDITERRÁNEA DEL PINTOR.

Los vínculos afectivos, además de los éticos y estéticos, que unen una persona con el medio natural y humano, en el cual vive, son harto significativos. Definitorios. Miguel Reche vive y trabaja en Mallorca. Esa ligazón, sólida y generosa, del hombre con la isla, con sus paisajes y sus gentes, ha templado el corazón inquieto del pintor, serenándolo, iluminándolo.Por encima de cualquier otra consideración cualificativa, Miguel Reche es un pintor mediterráneo. Por sangre y por brega. Y por destino.En su aparente, y plácida quietud, Miguel es un incansable enamorado de horizontes abiertos y de vientos nuevos. Soñador de colores luminosos y buscador de parajes míticos. Todo el Mediterráneo es una inmensa, eterna, antología de sueños centelleantes y de mitos deslumbrantes. El olivo y el mar, y el trigo y la viña. Y el sol encendido en su apolínea belleza.Nacido en las tierras almerienses de Vélez Rubio, Miguel Reche es un pintor mediterráneo en su doble acepción, geográfica y cultural. Artísticamente formado, ya en su adolescencia, en Barcelona, donde obtiene sus primeros grandes éxitos. Después de fructíferas singladuras por Europa y por Norteamérica,llega a Mallorca y, aquí, embebecido de mediterraneidad, fija, Miguel, su residencia.La vida de Miguel Reche ha sido la vida del pintor de trabajo continuado y de continuados éxitos. Hace años que, Miguel, cual peregrino insaciable, iba por una ruta hacia la luz y el color, ansiaba encontrarse con el estallido formal, la eclosión conceptual, de la luz creada para ser pintada. Con una porción de claridad emanada de su propio interior biológico y emocional, en las latitudes mallorquinas, Miguel, ha hallado, finalmente, el total completo de la apetecida claridad. Aquí, donde la luz gravita sin tener peso,Miguel Reche, ha encontrado su espacio sagrado, aire y tierra y mar para su cálida y vigorosa realización pictórica.Más que una pintura entonada, la obra de Miguel Reche, es una pintura luminosa. Es a través de la mirada del pintor, tierna y apasionada, que se descubren los secretos, siempre lavados, de los efectos cromáticos de la luz sobre la materia. La luz tiñe y lava el color. Lo matiza.Una roca, un árbol, la espuma del mar, sensualmente iluminados, en el crisol mediterráneo, son completamente distintos al de otros lugares. Aquí, la espuma del mar, o un árbol, o una roca, adquieren matices epifánicos, y Miguel lo sabe, y así lo entiende y así lo pinta.Para pintar un paisaje de Mallorca, como los que pinta Miguel Reche, ha de sentirse el gusto de la tierra,hierba y piedra, de Mallorca y ha de saberse escuchar el azulado rumor del mar. Es sentir que el hecho de pintor, en sí mismo, es un acto sagrado que debe realizarse con un ceremonial preciso, taumatúrgico y hechizador. Como hace Miguel Reche, sintiéndose pintor y sacerdote al mismo tiempo.Al pintar rincones, ensenadas, campos de Santanyí, o de Búger, de Cala D’Or o de Mancor, con la voluntad interpretativa de Miguel Reche, previamente hay que enamorarse gozosamente de todo el ámbito que la vista alcanza. Y respirar los verdes lujuriosos de los pinares. Y pisar los rojos y ocres de la madre tierra. Y han de filtrarse, a través de la piel, los amarillos de las flores. Y los ojos se han de hermanar con los azules profundos y deslumbrantes del cielo y de la mar.Es un destello de emoción que oscila entre un misticismo contemplativo y una enérgica, y silente, comunicación con la naturaleza. Es sentir el paisaje de la Mallorca como lo siente Miguel Reche. Cuadros para mirar y admirar.La pintura de Miguel Reche, además de sus valores puramente artísticos, evidencia esa íntima relación,embriagadora y sobria, entre el pintor, viejo fabulador de realidades luminosas y la luminosa realidad de los paisajes de Mallorca.Esta es la verdadera vinculación de Miguel con Mallorca. El clamor del Mediterráneo está vivo en suscuadros. Es el pulso, saber hacer, de un pintor, heredero del tiempo detenido, de los que, contemplando el aire, practicaban la magia visual.

Alexandre Ballester

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